Tarea: 1.1. Las Competencias Clave

Sergio Osuna
Àrea de coneixement
Context educatiu
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Es incuestionable el actual estado en que se encuentra la escuela y todo lo que se relaciona con el aprendizaje estandarizado. Centros de aprendizaje y vida real, entiéndase espacios de trabajo o el propio día a día, se muestran separados uno del otro sin una unión posible. Así la sonatina que afirmaba que la escuela nos prepara para la vida futura es desde hace más de medio siglo nada cierta y poco apropiada. Desde luego, la escuela enseñaba mucho más por competencias cuando pretendía que el estudiante aprendiese a sumar, restar, multiplicar y leer con la suficiente soltura como para volar en la vida futura; pero, claro, se trata de otro siglo y ese futuro ya es pasado. Sin embargo, nuestros planes de estudio siguen exactamente igual y nuestras aulas más de lo mismo.

Así pues, si la escuela no va a la realidad, la realidad irá a la escuela. Precisamente esto es lo que está sucediendo con las competencias básicas, pero no se trata de algo aislado: aprendizaje basado en proyectos, tareas, habilidades, destrezas lingüísticas comunicativas… Desde luego, es un paso previo necesario para acercar dos mundos que nacieron el uno —la escuela— para servir al otro —el laboral—, pero también para crearlo —el futuro—. Acercar estas ideas a la escuela supone romper los tradicionales paradigmas centrados únicamente en contenidos para comprender cómo funciona el mundo real que no es de otra manera que con pequeños proyectos que nos exigen poner en marcha nuestras habilidades todas juntas en funcionamiento. En otras palabras, sumar los conocimientos y saberes que hemos aprendido con las herramientas adquiridas a lo largo del aprendizaje siempre con unos valores asociados en ir más allá de la propia creación última.

No obstante, esos conocimientos han quedado relegados a una mínima parte, pues resulta obvio que del conocimiento lo único que es permanente es su constante estado de cambio, frente a las habilidades clave que siempre son las mismas.

Enseñar a un alumno en la asignatura de Lengua castellana y literatura a comprender lo que lee, desarrollar sus pensamientos y expresarlos, a interpretar la realidad, le permitirá llegar al conocimiento de forma autónoma, lo que se ha llamado actualmente el aprendizaje permanente. Luego  necesitamos proporcionarles las herramientas para construir esa realidad y, puesto que la escuela se abandona tarde o temprano, deben saber llegar al conocimiento, pero también construirlo y para ello las competencias son un sustrato necesario para el progreso. Una pequeña alerta que nos debería saltar en la actual sociedad de la información[1] es hasta qué punto es necesario enseñar contenidos que un alumno de secundaria únicamente utilizará para las pruebas de contenidos que les realizamos en cada una de nuestras asignaturas, sabiendo que estos contenidos son accesibles en cuestión de minutos. Reflexionemos: ¿para qué necesitamos obligar a nuestros estudiantes a memorizar toda la conjugación verbal si luego son incapaces de construir relatos o exposiciones con un tiempo constante? Tengo infinidad de alumnos que comienzan a contarte una historia en el pasado y según les parezca cambian el tiempo al presente.

En mi asignatura me di cuenta de que en cursos como primero y segundo de educación secundaria es necesario desarrollar a fondo esas competencias básicas, en concreto la comunicativa en lengua materna, la expresiva cultural y aquella centrada en aprender a aprender. La única forma de que los alumnos las desarrollen con plena conciencia de que las están poniendo en marcha es por medio de proyectos y tareas. Pues, es cierto, necesitan de los contenidos básicos, pero son ellos quienes los encuentran y los tratan de comprender para que la resolución del problema, la reflexión o el producto final resulten valederos. Con los pies en la tierra: un sencillo proyecto como escribir un cuento colaborativo. Para esto necesitan conocer los tiempos verbales, las tipologías textuales… Simplemente un libro con toda la información, un equipo para leer y explicarse los unos a los otros los contenidos que de forma individual no han quedado claros, consensuar las ideas del cuento y resolver el problema de crear algo que guste y atrape hasta el final; todo esto supone un reto que desarrolla más habilidades juntas que memorizar todos los contenidos por separado y llegar a la prueba final y desarrollar por escrito el contenido o bien marcar en un texto.

Para terminar solo un apunte más, considero que la forma en que mundo y escuela se están asociando, se está realizando en el sentido equivocado, pues, como ya mencioné con una palabra anteriormente: la escuela debe crear el futuro. Así, no debería ser la empresa y el mundo real quien dicte, sino al revés; porque seguro de este modo forjaremos una verdadera realidad con los tres elementos de las competencias: conocimientos, herramientas y valores éticos. No dejemos que el mundo empresarial nos bañe de competencias, tareas, proyectos, ideas comunicativas… pongamos nuestro granito de arena para encaminar el futuro y que no sean únicamente estas quienes lo marquen. Bien es cierto que la escuela no debe andar desnortada, ni taparse los oídos para hacer como desde hace casi un siglo y enseñar olvidándose del mundo.

Un reto para terminar y comprender lo necesario de las competencias. Si vemos una serie de televisión ambientada en el XIX o principios del XX, por ejemplo Cuéntame o (la película o cuento) La lengua de las mariposas, y encuentran una escena que transcurra en institutos o escuelas, ¿observamos alguna diferencia entre la escuela del siglo XXI y la de la ficción?