Puntos de vista encontrados ¿Debemos implementar la clase invertida?

IRENE BERROCAL

En este recurso cito un artículo publicado en eduteka donde Jonathan Bergmann y Werrick Waddell dan su opinión opuesta sobre la implementación de la clase invertida en el aula.

Jonathan Bergmann defiende lo siguiente:

"Cuando Aaron Sams y yo, comenzamos hace seis años, a invertir la forma en la que realizábamos nuestras clases, lo hicimos para responder una importante pregunta: ¿cuál era el mejor uso que podíamos darle a nuestro tiempo presencial en el aula? Como maestros de Ciencias, sabíamos que en lugar de pararnos frente a los estudiantes y darles una clase magistral, emplearíamos mejor el tiempo, circulando entre los estudiantes y ayudándoles con los conceptos y problemas difíciles. Sabíamos también que debíamos incorporar de mejor manera, en nuestras prácticas de aula, el aprendizaje basado tanto en Indagación como en Problemas. Así que invertimos nuestras clases de Química, tanto las básicas como las avanzadas y desde ese momento no hemos vuelto a dar una clase magistral.

Pueden argumentar algunos que nos hemos acogido a una manera pobre de enseñar, dar una clase y grabarla en video. Hasta cierto punto estoy de acuerdo con ellos. Pero lo sorprendente de invertir la clase es que nos ha permitido cambiar el modelo de enseñanza basado en la clase magistral y pasar a otro en el que el aprendizaje está centrado en el estudiante, fundamentado en problemas y jalonado por la indagación. Como nos ganamos todo ese tiempo de clase adicional, reevaluamos todas las actividades y el sitio que ocupaban en nuestro currículo. Hoy en día nuestros videos son opcionales. A los estudiantes les damos varias alternativas para aprender. La mayoría de ellos ven nuestros videos, pero otros consultan sus libros de texto o simulaciones en línea. En esencia, hemos transferido a los estudiantes la responsabilidad de aprender y de eso se trata reamente, invertir la clase.

Si usted ensaya invertir sus clases, en mi opinión encontrará que sus estudiantes comienzan a responsabilizarse más de su propio aprendizaje; estarán más comprometidos y activos durante sus clases y aprenderán a trabajar de manera colaborativa. Comenzarán a considerarlo a usted más como un mentor que como un diseminador de conocimiento; y, si en algo se parece usted a mí, no querrá volver al viejo método de pararse frente a sus estudiantes a dar una clase magistral, porque tendrá evidencia de los beneficios del nuevo modelo, todos los estudiantes comprometidos, aprendiendo, retados y teniendo la educación individualizada que requieren.

¿Deben hacer este cambio todos los docentes? Creo que muchos deben considerar la idea de invertir al menos algunas de sus clases. Aaron y yo las invertimos todas. ¡No más clases magistrales! Pero me temo que este tipo de enfoque no funciona para todos los grados escolares. En mi nuevo cargo de facilitador tecnológico para los grados Kindergarten a 8°, encuentro que invertir algunas clases específicas, en especial las más concretas, como gramática y matemáticas, es lo que hace más sentido en estos grados escolares. Cabe aclarar si que he visto funcionar clases invertidas en todos los niveles educativos desde los grados elementales hasta los de educación superior.

¿Pueden invertirse todas las asignaturas? Probablemente no. Esta metodología parece funcionar mejor con asignaturas que tienden a ser más lineales, como matemáticas, ciencias y lenguas extranjeras. Sabemos de maestros de inglés y de inglés avanzado, que invierten sus clases con mucho éxito (se sugiere consultar el sitio: Flipped Coach).

La pregunta es entonces ¿debe usted invertir su clase? ¡SÍ! Pero antes de hacerlo, debe formularse esta importante pregunta ¿cuál es el mejor uso que puede usted darle a su tiempo presencial en el aula? Cuando la responda, rápidamente se dará cuenta que invertir todas las clases, o algunas de ellas, tiene sentido". 

Mientras que Derrick Waddell dice:

"¿Cómo podemos cambiar el modelo educativo actual de manera que permita a cada estudiante aprender y sobresalir? Esta es la pregunta que la clase invertida pretende responder. Inicialmente puede parecer una respuesta innovadora, pero los problemas subyacentes como la mala pedagogía, el énfasis excesivo en la rendición de cuentas y la brecha digital, todavía existen. El concepto de la clase invertida, sobre todo la parte del modelo que pide a los estudiantes ver vídeos en casa, seguirá teniendo fallas mientras persistan los siguientes problemas de fondo:

Sigue siendo consumismo. A pesar de ofrecer tiempo de clase enriquecido, el material disponible con el que usted pide a los estudiantes que aprendan, todavía se les presenta para que ellos lo consuman: Vean esta clase, vean estos ejemplos de problemas y busquen luego a su maestro para que les ayude. Cuando el estudiante mira el video, no están presentes ni la indagación ni la colaboración, es una acción pasiva. El futuro de la educación no está representado en una nueva forma de consumismo sino en nuevas maneras de pensar sobre cómo aprenden los estudiantes mediante ideas como el aprendizaje basado en proyectos y colaborativo. ¿Por qué no encontramos rutas innovadoras para que nuestros estudiantes se conecten, colaboren y creen, en lugar de nuevas maneras para que simplemente consuman información?

Los docentes todavía son los responsables por el desempeño de los estudiantes. La clase invertida [1], pone la responsabilidad del aprendizaje en manos de los estudiantes. Esta es una idea que vale la pena fomentar, pero que desafortunadamente se estrella en el momento con la exigencia que en el tema de responsabilidad se hace a los maestros en todo el mundo. Se espera que los maestros sean los expertos, que educan a los estudiantes y son responsables de evidenciar lo anterior, mediante la aplicación de pruebas estandarizadas; cuando en realidad cada estudiante debería ser responsable por aprender. Esto significa que debíamos enfatizar menos la aplicación de pruebas estandarizadas y más, el aprendizaje en base a proyectos e indagación. Hasta que se lleve a cabo este cambio de pensamiento, conceptos como la clase invertida no podrán funcionar efectivamente.

No todos los hogares tienen la posibilidad de sostener la clase invertida. Mi mayor preocupación sobre este modelo es la falta de ubicuidad de acceso a clases invertidas, pues en muchas partes del mundo las personas no cuentan con Internet de banda ancha y esto es especialmente cierto en las zonas rurales y en las áreas en las que se concentran los mayores porcentajes de pobreza. Esto significa que un abrumador número de estudiantes no podrán participar en clases invertidas. Inclusive, los que tienen acceso inalámbrico, se van a enfrentar a problemas de disponibilidad de suficiente ancho de banda y restricciones para encapsular los datos. Convertir en mandatorio el uso de la tecnología (TIC) en el hogar, solo servirá para acrecentar la brecha del logro académico entre los estudiantes que tienen medios económicos y los que no los tienen, problema este que es ya prevalente en la educación. Hasta que el acceso a la banda ancha esté presente en cada hogar, la clase invertida marginará un segmento del estudiantado, dejándolo sin la instrucción que necesita, mientras que sus pares más favorecidos continúan triunfando.  

Como sociedad, necesitamos enfocarnos más en reformar los niveles fundamentales de la educación. Requerimos ajustar nuestra forma de pensar sobre la educación, no solo sobre la apariencia de ésta. Necesitamos impulsar la educación hacia delante y no hacia los lados. Hasta que esto suceda, la clase invertida y conceptos similares a esta, continuarán moviendo los procesos educativos sobre la misma senda en lugar de saltar sobre esta".

Enlace al artículo: http://www.eduteka.org/modulos/8/254/2129/1