definiendo las Competencias claves

Área de conocimiento
363 Visitas
Compartir

Preparar a los jóvenes para afrontar desafíos de la sociedad de la información y el mercado laboral del siglo XXI, así como para obtener el máximo beneficio de las oportunidades que ésta les ofrece, se ha convertido en un objetivo cada vez más explícito de los sistemas educativos europeos. Esto ha llevado a los responsables de las políticas educativas a revisar los contenidos curriculares y los métodos de enseñanza-aprendizaje. Estableciendo las  8 competencias clave para el aprendizaje permanente. Que definiéndolas de una manera sencilla son la capacidad puesta en práctica de integrar conocimientos, habilidades y actitudes para resolver problemas y situaciones en contextos diversos, es decir, la integración de conocimientos teóricos y prácticos para ser aplicados en situaciones distintas de las propiamente escolar y académica.

En nuestro sistema educativo las competencias clave que se han seleccionado son prácticamente las mismas que las señaladas por las Recomendaciones del Parlamento Europeo.

Saber sumar, restar, multiplicar o dividir ya no es suficiente para que un alumno de primaria supere con éxito una evaluación matemática. Si este alumno no es capaz de aplicar estas operaciones a un contexto real de la vida cotidiana, no habrá conseguido desarrollar una de las competencias básicas a las que se orienta el aprendizaje de este área de formación y por tanto no habrá alcanzado los objetivos de la asignatura. Y es que, a partir de ahora, tanto los objetivos de cada área de aprendizaje o materia, como los criterios de evaluación, la organización del centro, la participación de las familias... todos los aspectos formales y no formales que afectan a la educación de los jóvenes en España se orientan hacia la adquisición final de lo que la LOMCE denomina Competencias Claves.

Desde el momento en que se promulgó la LOMCE ya sabíamos que las competencias dejaban de ser "básicas" para ser "claves". Un cambio de nomenclatura que, a mi modo de ver, resulta absolutamente innecesario y no aporta nada a las mismas. Las competencias pasaban de 8 a 7, ya que la matemática incorporaba la científica, y otro cambio que si me afecta directamente como profesora de inglés, al “simplicar en una sola” la competencia lingüística sin tener en cuenta si se trata de la lengua materna o de la lengua extranjera. Parece evidente que la competencia de comunicación lingüística es una competencia transversal, presente en el resto de las competencias. En fin, tampoco creo que esto vaya a resultar vital para los centros.

Lo que si supone un reto para los centros y el profesorado es cómo integrar las competencias clave en el currículo y su evaluación. El cambio en la evaluación, implicará sin duda un cambio metodológico que nos permita adaptar nuestro proceso de enseñanza a las necesidades del alumnado.

 

Todo esto supone una firme apuesta por un cambio serio en el modelo de escuelas que tenemos en la actualidad. El cambio de enfoque que nos propone el documento debería ir acompañada de un programa de formación del profesorado, que ayude a los profesionales de la enseñanza a diseñar, implementar y evaluar todo un currículo por competencias. Por supuesto, para ello se necesita una partida presupuestaria importante, y dudo mucho que se haga .

El quid de la cuestión, el punto clave para llevar adelante con éxito este modelo está sin duda en la evaluación. Más concretamente, en los estándares de aprendizaje. Por lo que yo sé, en la realidad en la que yo me muevo, es un campo que nos está generando muchas incertidumbres porque no tenemos la preparación suficiente para introducirlos de una manera sistemática en nuestras programaciones.. Tendremos que mantenernos alerta y estar a la expectativa acerca de qué nuevas concreciones pueda facilitarnos la administración educativa. Mientras tanto, lo único que podemos hacer es leer experiencias ya existentes, y confiar en nuestra intuición docente.