NARRATIVA DIGITAL (I): Tus defectos como hijo son mi fracaso como padre (Jaume Carballo @JaumeCarballo)

Equipo EducaconTIC

“Tus defectos como hijo son mi fracaso como padre”
Marco Aurelio a Cómodo en Gladiator

Si queréis que el alumnado odie la literatura, hacedles leer La Regenta o El Quijote. Si queréis que la amen, olvidadlo. Amarán lo que se les antoje, cuando se les antoje. La pasión por algo es personal e intransferible. El profesor de literatura, apasionado y con ganas de abrir mentes, está destinado al fracaso si las herramientas con las que cuenta son El Quijote o La Regenta. Atraer la atención del alumno con semejantes textos es complicado, a no ser que se usen a modo de arma arrojadiza. Nos empeñamos en que los chavales lean textos destinados al mundo adulto de épocas pasadas, y lo que es peor, pretendemos que encima les guste o despierte algo en ellos. Ilusos... Nunca subestimes el poder de la negación. No queremos ver lo evidente: el sistema educativo es una máquina mal engrasada con un alto índice de entropía: pierde energía por todos lados, agota y frustra a profesores y alumnos por igual, porque lo evidente es negado por sistemas heredados de tiempos pasados, tiempos muy diferentes, tiempos analógicos.


En mis tiempos, lo que no estaba en los dieciséis tomos de la Enciclopedia Catalana, simplemente no existía. Me saqué el bachillerato con esa única herramienta (y los libros de texto, claro), mientras visionaba en mi video VHS esas grandes películas de los 80 y 90, grabadas en rollos de película que debían ser cortados con cuchilla y pegados con celo en el momento de la edición. Ah, que tiempos... tampoco subestimes nunca el poder de la nostalgia.


Hoy en día todo es digital, bits metidos en chips. Eso es el cine, los videojuegos y los libros de hoy, leídos a través de una pantalla. Los libros de papel sirven actualmente para tres cosas: educar a los chavales de hoy, regalarlos a alguien y quedar bien con un presupuesto bajo o reafirmar el poder de la nostalgia (el olor de las páginas, los recuerdos de la lectura un sábado tormentoso). El primero de estos tres usos demuestra el abismo que separa a los alumnos y su mundo del mundo educativo y el sistema que forma. Pero no solo falla la plataforma, el soporte (papel vs. pantalla), de hecho, eso es lo de menos. Lo que falla es el modo de enseñar, la cantidad a enseñar, los temarios, los tempos... falla todo y, aún así, nos asombramos del alto índice de fracaso escolar.


Podemos mirar a otro lado, echar las culpas al “Gran Otro”, al sistema, a los legisladores (el poder de la negación, ya sabéis), o tomar las riendas y empezar a encajar piezas, hacer que el mundo educativo deje de ser una institución rígida y gris, que aprender y enseñar sea algo dinámico y fluido, como lo es esta “sociedad líquida” que nos toca vivir. En definitiva, no hay que coger al alumnado de la oreja y hacerle tragar contenidos y competencias, ni que sea con bonitos libros llenos de dibujitos. Tal vez si movemos nuestro vetusto sistema educativo, adulto, serio y gris, hasta el mundo de los chavales, hallemos alguna respuesta. En cualquier caso, hallaremos algo diferente, porque el camino actual de la educación ya sabemos a dónde conduce.

Continuará ...

“Porque ya has estado allí, Neo. Conoces ese camino. Sabes exactamente dónde acaba. Y yo sé que no es dónde quieres estar”
Trinity a Neo en The Matrix

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Jaume Carballo es Lead Narrative Designer y Game Designer en Cubus Games, donde crean ficción interactiva en formato app y experiencias en museos y patrimonio cultural, usando también la ficción interactiva como herramienta para la inmersión. Descubrió su vertiente narrativa jugando a rol con sus amigos y, más tarde, en la asignatura de guión creativo en el curso de ilustración y dibujo de cómic que realizó en la Escola Joso de Barcelona durante cuatro años. Padece de agorafobia y de fobia social, aunque lo tiene bastante controlado. Fue un chico tímido e introvertido y jamás ha entendido este mundo, a pesar de haber flirteado con la filosofía y la psicología con tal de entenderlo. Al final ha entendido que no se puede entender, al menos su parte más importante.