CÓMO AJUSTAR NUESTRA CONCEPCIÓN DE COMPETENCIA A LAS CORRIENTES SUPRANACIONALES CONTEMPORÁNEAS.

Joaquín Jurado
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CÓMO AJUSTAR NUESTRA CONCEPCIÓN DE COMPETENCIA A LAS CORRIENTES SUPRANACIONALES CONTEMPORÁNEAS.

UNA REFLEXIÓN CRÍTICA.

Joaquín Jurado García

En las siguientes líneas intentaré exponer de la forma más clara y comprensible cuál es mi opinión sobre la implantación de las competencias clave en educación incidiendo en qué tratamiento puede resultar el más idóneo para el cambio de paradigma, eso sí, siempre desde mi humilde opinión personal.

            Antes de entrar de lleno en el apartado puramente pedagógico de la cuestión que pretendemos aclarar será importante el recordar quiénes son los precursores del cambio. Cuando oímos hablar de la OCDE, de la Unión Europea, del Banco Mundial nos vienen a la mente conceptos como eficiencia, competitividad y productividad; y sus resultados de injusticia, desigualdad y discriminación entre otros. Son instituciones de carácter económico neoliberal y mira por dónde, están muy preocupadas por un cambio en el paradigma educativo. Proponen algo mágico que es capaz de salvar el sistema económico de occidente de todas las crisis imaginables y además desterrar el desempleo de nuestra sociedad neoliberal cuyo principio base es el abaratamiento de los procesos de producción y su fin el de aumentar los beneficios empresariales.

            A la vista de lo que, según ellos, necesita nuestra sociedad proponen un cambio en las políticas educativas que en el ámbito europeo queda significado con la adopción de la conceptualización del aprendizaje por competencias desde un planteamiento de aprendizaje permanente a lo largo de la vida.

            Tienen sentido, si seguimos sus razonamientos, que ante una sociedad en continuo cambio se justifica el que el aprendizaje deba ser permanente y, claro, el mismo carácter cambiante afecta a las necesidades de formación de los trabajadores. Lo que nos da como resultado una educación preparadora de personas capaces de adaptarse a todas las circunstancias que le surjan a lo largo de su vida laboral. Es decir, lo que se persigue es que el sistema educativo produzca personas al servicio de las necesidades de la economía y del mercado. En oposición a tener la educación al servicio de la formación integral de la persona. El cambio es sustancial como se puede ver.

            Este nuevo paradigma está sobrepasando la regulación normativa oficial de la administración y el mero cambio terminológico en los docentes. Estamos en la fase de innovación de la práctica educativa y de la gestión del cambio en los centros. Dando respuesta con el nuevo paradigma de las competencias clave a los principales ejes que vertebran nuestra labor diaria: Globalización, multiculturalidad, convivencia, tecnologías de la información y la comunicación, calidad de la enseñanza, equidad, etc.

            Como resultado de todo el proceso de cambio nos justifican la necesidad de cambiar la concepción didáctica del currículo. El aprendizaje basado en competencias se caracteriza por la integración de conocimientos, habilidades y actitudes que propicia la utilización de los conocimientos en diferentes situaciones. La ejecución será en forma de tarea que debe cumplir como requisito el tener una clara relación con la vida real. Lo que llaman “desempeño”, una aplicación práctica de lo que se hace y por lo tanto sus resultados finales serán observables en términos de conducta. Su consecuencia laboral para nosotros, como profesionales de la educación, no es otra que la de volver a abrir archivos de nuestra memoria que llevaban décadas acumulando polvo, olvidados por el devenir de nuevas políticas educativas. Así que, dispongámonos a recordar verbos en infinitivo clasificados por operaciones mentales y materias bajo el nombre de taxonomías de objetivos.

            Si continúo con el análisis de la propuesta pedagógica me encuentro ahora ante lo más novedoso para mí. Y que considero la piedra angular para la comprensión y aplicación del nuevo paradigma de aprendizaje basado en competencias clave. Se trata de la relación de los elementos del currículo, pasando a tener un papel estelar la evaluación y por tanto, relegando los demás elementos a papeles secundarios. Lo que cobra importancia son los “desempeños” y su evaluación. Tenemos que medir los procedimientos, las metodologías, las actitudes del alumnado desde un punto de vista subjetivo.

            Seguiremos como hasta ahora, dándole más valor a nuestra capacidad de saber hacer el papeleo de desarrollar nuevas programaciones por competencias clave, que a mejorar nuestra capacidad de transferir conocimientos.

            Para concluir mi reflexión sobre las competencias clave en nuestro trabajo docente quisiera terminar con mi opinión sobre cuál debe ser nuestra posición como docentes implicados en la formación de personas preparadas para la sociedad contemporánea. No es otra que la de asumir el nuevo paradigma del aprendizaje por competencias pero tener bien presente que, si bien, a la hora del diseño de nuestro trabajo nos recomiendan partir de los criterios de evaluación, no perdamos de vista nuestra base epistemológica, que no es otra que el constructivismo pedagógico, sí, aquel de Piaget, Vygotsky y Freinet. Que la pedagogía debemos enfocarla desde una reconstrucción del conocimiento como un proceso hipotético-deductivo. Que nuestras clases sean lugares que se caractericen por “pensar”, “reflexionar” y “crear”.