m-learning. No podemos oponernos

Manuel Vargas

Los dispositivos móviles han entrado en nuestras vidas de una forma que ningún avance tecnoloógico había hecho antes. Y entran con sus defectos y virtudes. Defectos, si todos sabemos del uso malicioso que se realiza de ellos e incluso en un uso responsable, la mayoría no conocemos los riesgos a los que nos enfrentamos, por ejemplo accesos malintecionados a ellos desde conexiones wifi abiertas.

Pero las virtudes son mayores, no es de extrañar que tengamos algún amigo que gestiona prácticamente su vida a través de su móvil o tablet.

La administración educativa no es ajena a estos cambios y cmienza ya a trabajar en lo que podíamos llamar tercera generación de TICs: En un primer momento dotó a los cetros de aulas con dispositivos fijos para el trabao del alumnado. En una segunda tanda se dotó al alumnado y al profesorado, se dejó en depósito en los centros para los profes, de unos ordenadores portátiles a los que se denominó "ULTRAPORTÄTILES" y aulas con pizarras digitales. Se buscaba la independencia de los alumnos en el trabajo y que pudieran desarrollarlo en casa. Hízo falta una gran inversión económica. Pero claro, la crisis acabó con el proyecto.

La idea era bastante buena, motivaba a los alumnos con nuevas formas y técnicas de trabajo, y además hacía llegar éstos a cualquier lugar y momento, con lo que se cubrían problemas habituales como la pérdida de clases de alumnos, por la razón que fuera. Además se observaba que alumnos no motivados y disruptivos se sentían atraidos por estas actividades. Era como si no tuvieran que estudiar.

Ahora llegamos a esta tercera generación. Ya prácticamente todos tenemos en casa un smartphone o tablet, con infinidad de utilidades y lo que es mejor, o peor, nuestros alumnos son capaces de usarlo mejor que nosotros. Son dispositivos, en la mayoría de los casos, muy  intuitivos y fáciles de usar. Y si alguien no lo tiene, en algunas comunidades ya se habla del "gran esfuerzo económico para dotar a los alumnos de 6º de primaria" con dichos dispositivos.

En fin no nos queda otra, debemos prepararnos y formarnos en la medida de lo que podamos en la creación de actividades.

Para finalizar, espero que las administraciones educaivas hayan pensado ya en esta formación y en particular hayan pensado en los coordinadores TICs.